FATA MORGANA
Jorge Galindo
14 Mayo - 23 Junio, 2021

«FATA MORGANA», exposición individual de Jorge Galindo. Vista de la instalación en L21 Son Castelló. 

Cesta con flores, 2020. Óleo sobre lienzo. 250 x 300 cm

«FATA MORGANA», exposición individual de Jorge Galindo. Vista de la instalación en L21 Son Castelló. 

Flores Braille 3, 2020. Óleo sobre papel braille pegado a lienzo. 100 x 81 cm

«FATA MORGANA», exposición individual de Jorge Galindo. Vista de la instalación en L21 Son Castelló. 

El arrastre de los sustos, 2020. Óleo sobre lienzo. 300 x 400 cm

«FATA MORGANA», exposición individual de Jorge Galindo. Vista de la instalación en L21 Son Castelló. 

Romanza del amarillo indio, 2020. Óleo sobre lienzo. 240 x 200 cm

Flores Braille 1, 2020. Óleo sobre papel braille pegado a lienzo. 100 x 81 cm

LA ROSA DEL AZAFRÁN

 

Un marinero gallego informa sobre una extraña aparición que ocurre mientras navega en un buque por el mar del Norte: las islas Shetland parecen estar flotando en el aire. La “fata morgana” acontece cuando se produce una alteración de la temperatura sobre el mar, que invierte la percepción habitual del paisaje produciendo el ver espejismos. Nuestro sistema visual tiene sus glitches y también sus limitaciones en cuanto a ser capaz de discernir y dar sentido a percepciones minúsculas, como por ejemplo los cambios de posición de los pétalos de una flor. ¿Cómo se puede capturar sus movimientos?

 

La pintura es el medio maleable por excelencia que permite explorar la ambigüedad de las imágenes y su relación con nuestra identidad. Mientras que las flores han sido una constante en el arte y la cultura desde antes de convertirse en la obsesión de artistas pertenecientes a la tradición holandesa del siglo XVII o del impresionismo. Pensar a través de las flores nos retrae a conceptos como la belleza, el deseo o el duelo, al mismo tiempo que establece un diálogo con nuestro hábitat.

 

Hablar de la abstracción de las formas en los lienzos de Jorge Galindo significaría reducir su lenguaje al diseño, el trazo o el color. Sin embargo, al poner énfasis en el proceso, se da cabida a la alegría, a una figura, al espacio pictórico. Movimientos, y no estados. Un crecimiento en potencia y no una finalidad. “Fata Morgana” presenta obras de dos series distintas, realizadas en diferentes periodos de tiempo, pero ambas partiendo de imágenes de flores en postales de final de siglo, adulteradas con colores que acentúan pliegues, líneas y luces de aquello que representan. Es significativo, asimismo, mencionar el origen de los papeles sobre el que las “Flores Braille” son ejecutadas, ya que provienen de unos cuadernillos que una sede de la ONCE en el Madrid de los años 80 desecha en la basura, los cuales son recogidos por Galindo y transformados, por aquel entonces, en sus primeros tratados sobre cómo pintar. Apuntes, esbozos, cartas de color ahora hechas flores bailarinas. Este guiño material hace referencia al lenguaje sutil del braille y traza un paralelismo con el de la pintura, un retorno al “lenguaje antes del lenguaje”, en palabras del artista.

 

Romanza del amarillo indio.

El arrastre de los sustos.

 

Si estas pinturas fuesen canción entrarían dentro de la tradición lírica de la zarzuela, tal vez incluidas en “La rosa del azafrán” (estrenada en 1930, en el Teatro Calderón de Madrid), obra que en dos actos trata uno de los temas clásicos de este género chico como es el amor entre dos personajes de clases sociales diferentes. El azafrán, algo tan frágil como el amor, que sirve para condimentar y para teñir de amarillo y que nos proyecta de nuevo hacia el deseo. Una búsqueda rápida en internet, me indica que sólo tres estigmas crecen en cada flor del azafrán y que su método de cultivo y cosecha ha evolucionado muy poco, por lo que requiere de abundante mano de obra para llevar a cabo las distintas fases de su tratamiento. El gesto más precioso (como en la pintura) es manual.

 

Comienzo a trabajar en este texto-jardín buscando la razón de ser de los colores en las flores, que resulta ser la misma por la que una persona puede nacer con el pelo castaño o rubio, tener ojos azules o verdes. Tanto las plantas como los seres humanos desarrollan el color en sus organismos para reproducirse. Desde un punto de vista bioquímico, diferentes pigmentos generan diferentes colores al igual que en una zanahoria o en un tomate. Cuestión de genes y necesidades sexuales, ya que si una planta necesita atraer a pájaros o insectos desarrollará colores muy brillantes. Pero no sólo atraen a ellos, sino que sus colores también provocan nuestras pasiones. Pues, como dice Jean-Luc Nancy, “nada es más singular que la descarga sensual, erótica y afectiva que nos producen ciertos cuerpos”1. Cuerpos que pueden incluir el de una pintura.

 

Lo que está claro es que cuando el lenguaje no alcanza, lo mejor es decirlo con flores.

 

  1. Jean-Luc Nancy: Corpus, 2020. Citado por Heather Philipson en “Dears Issue 2”, 2021.

 

Cristina Ramos

 

 

Jorge Galindo (Madrid, 1965) formado en los talleres del Círculo de Bellas Artes de Madrid, su obra artística abarca más de tres décadas. Describiendo su propia obra como “pop sucio”, sus cuadros son gestuales y expresionistas, utilizan a menudo elementos de collage y con frecuencia están pintados con tanta energía que rozan la abstracción. La mayoría de sus lienzos son de escala monumental y su obra se ha expuesto extensivamente, incluyendo la Hall Art Foundation (Schloss Derneburg), Hamburger Bahnhof, Berlín; Hirshhorn Museum, Washington; Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid; el Hammer Museum of Art, Los Ángeles; Centro Andaluz de la Fotografía, Almería (junto con el director de cine Pedro Almodóvar), Museo Lázaro Galdiano, Madrid y en el MAXXI, Roma.

 

Su obra se encuentra en las principales colecciones públicas nacionales como CA2M (Centro de Arte Dos de Mayo), Móstoles; MUSAC (Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León), León; Colección Helga de Alvear, Madrid/Cáceres; Fundación La Caixa, Barcelona; IVAM (Instituto Valenciano de Arte Moderno, Valencia); Fundación Caja Madrid, Madrid y Patio Herreriano Museo de Arte Contemporáneo Español, Valladolid, entre muchas otras.

 

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