Spill
Olivia Bax
13 Enero - 09 Marzo, 2022

Spill, exposición individual de Olivia Bax. Vista de la instalación en L21 Gallery, 2022.

OLIVIA BAX
Pah-­d-­Bah, 2021
Acero, espuma, poliestireno, embudos de plástico, periódicos, PVA resistente a UV, pintura, yeso, barniz UV

103 x 370 x 60 cm

Spill, exposición individual de Olivia Bax. Vista de la instalación en L21 Gallery, 2022.

Spill, exposición individual de Olivia Bax. Vista de la instalación en L21 Gallery, 2022.

Spill, exposición individual de Olivia Bax. Vista de la instalación en L21 Gallery, 2022.

OLIVIA BAX

Boo-Boo, 2021
Acero, malla de alambre, papel, pintura, yeso, pegamento resistente a UV, masilla epoxi, barniz UV

157 x 130 x 114 cm

OLIVIA BAX

Meander Scar, 2021
Acero, malla de alambre, papel, pintura, yeso, pegamento resistente a UV, masilla epoxi, embudo, barniz UV, madera contrachapada

125 x 163 x 92 cm

 

OLIVIA BAX

Glissade, 2021
Acero, poliestireno, cartón, embudos, periódicos, PVA resistente a UV, pintura, barniz UV, ruedas

141 x 190 x 71 cm

SPILL

Las estalactitas gotean sobre los huesos húmedos mientras escucho el sonido de una cueva que encierra el agua de color azul verdoso en su interior… hace ya muchos años que visité las cuevas del Drach, tan conocidas en la isla, pero contemplar las esculturas de Olivia Bax me transporta de nuevo a ellas. A propósito de su impacto en la concepción de este proyecto, la artista comenta,

 

Pasé tiempo en Google buscando imágenes de las cuevas: imaginando que la isla estaba dividida en niveles. El nivel superior, donde se encuentra la galería, muestra la intervención humana. El nivel inferior (subterráneo) muestra la masa orgánica, moldeada y formada de forma independiente. Un nivel es de acumulación, el otro es de erosión.

 

Las nuevas esculturas de Olivia Bax exploran las complejas relaciones entre estos dos niveles: el de lo orgánico y lo articifial, atendiendo a la manera en que las formas se configuran en cada uno de ellos. Se trata de piezas de grandes dimensiones, entidades autosuficientes con sus propias leyes geológicas y arquitectónicas. Al entrar en su nueva exposición, que lleva por título “Spill”, esas leyes se manifiestan. Las esculturas atraen primero la mirada, luego invitan al espectador a recorrer el espacio, dentro y alrededor de ellas. En el proceso es possible llegar a conocer los recovecos ocultos, las ricas texturas, los colores intensos.

 

El proceso de Olivia es aditivo, funciona por acumulación de distintos materiales y elementos que conforman un organismo vivo. Algunos de esos materiales son objetos encontrados que después encuentran su propio lugar en el todo, abrazados por una estructura envolvente que crece en torno a ellos. El color es un elemento esencial en el proceso de estratificación de la obra y en su comprensión de la forma. El tratamiento de estas esculturas es pictórico, acentuando los volúmenes y haciéndolos crecer en intensidad.

 

Este cuerpo de trabajo busca nuevas perspectivas. He reflexionado sobre la diferencia entre las estructuras orgánicas y las de fabricación humana y me he preguntado dónde podrían encontrarse estos dos elementos. Formalmente, el funcionamiento interno de las esculturas sugiere que podrían haberse hecho a sí mismas. Materialmente, la textura muestra evidencias de la intervención humana: la pasta generada a mano ha sido prensada y esparcida sobre la superficie.

 

Las esculturas descansan sobre el suelo como rocas coloridas de otro planeta o ciudades imposibles atravesadas por una infinidad de conductos. Este cambio de perspectiva al que nos referimos permite interpretar las obras de múltiples maneras: desde su encuentro con lo natural o con lo arquitectónico, desde el recuerdo de la cueva o la proyección de la ciudad. La estructura de acero que crece alrededor del volumen principal de las esculturas expande el espacio que ocupan en la sala de exposiciones. Estos conductos que van y vienen parecen, como ocurre en “Glissade” y “Pah-d’-bah”, un cuerpo artificial con un sistema circulatorio externo que cumple la función de transportar los fluidos esenciales y mantener con vida.

 

Con ello, Olivia Bax, nos hace reflexionar sobre cómo nuestro cuerpo está también inmerso en estas estructuras, muchas veces invisibles, que mantienen el pulso de una ciudad o un edificio: tuberías, conductos de ventilación, cableado eléctrico, etc. De alguna manera, nuestro propio cuerpo se encuentra también atravesado por conductos y sistemas que funcionan como un todo. ¿Quizá las construcciones artificiales no son más que un reflejo de nuestras propias estructuras internas? Y si esto fuera así, la diferencia entre diseccionar un cuerpo humano y diseccionar un edicicio sería más bien un giro de perspectiva y un cambio de escala…

 

Durante el lockdown recibí de un amigo una postal de del Barbican. En la imagen ilustrada, se había retirado una pared lateral para que pudiéramos ver la sección transversal del edificio: su membrana interior. Contemplé los espacios; me pregunté si el atrio que aparece en la imagen era el teatro o el cine. Volví a descubrir el edificio. Lo vi desde una nueva perspectiva.

 

Un texto a dos voces entre Esmeralda Gómez Galera y Olivia Bax

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