Alvar Aalto, uno de los arquitectos más importantes del siglo XX, dijo: “La forma debe tener un contenido, y ese contenido tiene que estar relacionado con la naturaleza”[1]. Las pinturas de Jordi Ribes (Barcelona, 1972) parecen respetar esta máxima al pie de la letra.

Forma: Ribes realiza sus bocetos digitalmente para luego plasmarlos sobre las telas utilizando óleos. Sus pinturas siguen una técnica tradicional, pero tienen un acabado absolutamente contemporáneo. Sus reconocibles pinceladas verticales u horizontales otorgan un efecto ligeramente difuminado, mientras que los colores casi fluorescentes recuerdan a lo digital.

Contenido: El artista elige objetos, seres y sujetos que le permiten realzar esta particular técnica pictórica. Troncos, hierbas, pelos, cortinas, túnicas se prestan a este juego de luz y sombra que permite generar cierta intriga. Las figuras no tienen rostros ni dedos, pero nos transmiten humanidad a través de la posición de sus cuerpos o del contexto en el que están sumergidos.

Naturaleza: los personajes suelen estar en junglas, bosques, ríos, muchas veces acompañados por algún objeto desconcertante. Es como si la atmósfera de Twin Peaks se hubiera trasladado a un entorno natural. Hay algo sombrío y a la vez atractivo en estas escenas, que son un espacio para el juego, el misterio y la imaginación. De vez en cuando encontramos escenas interiores, donde las cortinas permiten que la habitación se vuelva enigmática.

Pero centrándonos en esta nueva exposición, encontramos otras influencias. “Hallogallo” está particularmente conectada con la música. El nombre de la muestra es el título de una canción del grupo de rock alemán Neu!, publicada en el año 1972, el mismo en el que nació Ribes, y los títulos de todas las obras expuestas se inspiran en canciones de los años 60 y 70 que representan una vuelta a las primeras músicas que el artista escuchó. Se trata de crear una conexión con otro sentido, el del oído, y de relacionar dos mundos aparentemente dispares. De esta forma, y sin salirnos del ámbito de la imaginación, podemos dejar que las canciones que nos evocan algo suenen en nuestra mente.

Más allá de todas estas referencias, una de las principales influencias de las pinturas de Ribes se encuentra en el cine. Cuando miramos sus cuadros, nos podemos imaginar fácilmente escenas más completas donde estos personajes viven experiencias transformadoras. A través de piezas y figuras descontextualizadas y de trozos de objetos o paisajes que quedan escondidos, el artista nos reta a ver más allá de la pintura, más allá del límite, y descubrir donde nos lleva nuestra intuición.

Las obras expuestas aquí, que tienen un tamaño más pequeño que el habitual, disparan un abanico de sensaciones que dependerán del observador. “Never turn your back on mother earth” puede parecernos misteriosa pero también incomodarnos, mientras que “Master of reality” nos puede sacar una sonrisa y a la vez dejarnos intrigados. Este es un espacio para dejarse llevar por los personajes fascinantes que contemplamos y que, de alguna manera, nos contemplan a su vez.

Florence Rodenstein

[1] Koivu, Anniina. (18 de abril de 2016). “The Aaltos’, modernism with human touch”. https://www.abitare.it/en/research/studies/2016/04/18/alvar-aalto-modernity/

THE ANIMATED FOREST

La Galería L21 participa en la cuarta edición de Taipei Dangdai Art & Ideas con una presentación individual del artista español Jordi Ribes (1972, Barcelona). La obra de Ribes se caracteriza por difuminar los límites entre la expresión digital y la pictórica. Su uso poco convencional de la pintura al óleo confiere a sus obras un efecto pulido e indistinto, combinado con una paleta de colores eléctrica y artificial.

En obras recientes, pinta paisajes donde sus misteriosos personajes se esconden entre los árboles de un bosque de colores intensos. Con ello crea narrativas de un mundo fantástico, dando lugar a un juego de contrastes entre lo ingenuo y lo perverso, lo familiar y lo desconocido, lo real y lo ficticio. Para su proyecto en la sección Edge, que lleva por título «The animated Forest», Ribes ha creado un nuevo cuerpo de trabajo en el que se puede admirar el mundo imaginario en sus pinturas, donde sus personajes solitarios y sin rostro se lanzan valientemente a una aventura aterradora.