COSMOTIK JUNGLE
JAIME HAYON
10 Septiembre - 03 Noviembre, 2021

COSMOTIK JUNGLE, exposición individual de Jaime Hayon. Vista de la instalación en L21.

 

Walking punk bird, 2021

Escultura en fibra de vidrio

Ed. 5 + 2 AP

186 x 114 x 114 cm

COSMOTIK JUNGLE, exposición individual de Jaime Hayon. Vista de la instalación en L21.

Ming Med Terracotta, 2021

Acrílico sobre lienzo

200 x 160 cm

Ming Med Delft Blue, 2021

Acrílico sobre lienzo

200 x 160 cm

COSMOTIK JUNGLE, exposición individual de Jaime Hayon. Vista de la instalación en L21.

Ming Med Eucalyptus, 2021

Acrílico sobre lienzo

200 x 160 cm

COSMOTIK JUNGLE, exposición individual de Jaime Hayon. Vista de la instalación en L21.

Eucalyptus Souls Hunt 2, 2021

Acrílico sobre lienzo

180 x 250 cm

Eucalyptus Souls Hunt 1, 2021

Acrílico sobre lienzo

180 x 250 cm

COSMOTIK JUNGLE, exposición individual de Jaime Hayon. Vista de la instalación en L21.

Flower Crowned Yellow Dog, 2021

Acrílico sobre lienzo

200 x 200 cm

 

Okobo-kabuki dog, 2021

Escultura de fibra de vidrio

Ed. 5 + 2 AP

137.35 x 118 x 150 cm

COSMOTIK JUNGLE, exposición individual de Jaime Hayon. Vista de la instalación en L21.

Flower Garden and the Blue that saved them 3, 2021

Acrílico sobre lienzo

160 x 160 cm

Flower Garden and the Blue that saved them 1, 2021

Acrílico sobre lienzo

160 x 160 cm

Flower Garden and the Blue that saved them 2, 2021

Acrílico sobre lienzo

160 x 160 cm

Nunca pude separar las imágenes de las películas de Takeshi Kitano de las bandas sonoras de Joe Hisaishi. En mis recuerdos siempre van atadas, ambas con su economía de medios proponen lo esencial al servicio de unos relatos poéticos y rebosantes de vida. En ambos autores hay un vacío aparente, unas pausas largas como unos suspiros prolongados. Es justamente en estos paréntesis cuando me quedo embelesado.

 

Francesco Giaveri: ¿Tú empezaste como pintor, cierto?

Jaime Hayon: Empecé como artista, nunca pensé en industrializar nada de lo que hacía. Comencé haciendo cerámicas manualmente. Y luego llegó el mundo del design…Siempre a mi manera, buscando la sensación propia de la creatividad y ya. En mi cabeza nunca hubo distinciones ni barreras.

 

Jaime Hayon: Empecé como artista, nunca pensé en industrializar nada de lo que hacía. Comencé haciendo cerámicas manualmente. Y luego llegó el mundo del design…Siempre a mi manera, buscando la sensación propia de la creatividad y ya. En mi cabeza nunca hubo distinciones ni barreras.

 

FG: Ni categorías…

 

JH: ¡Qué va! siempre lo viví de manera muy natural. Me emociono con lo que hago, sigo aprendiendo y descubriendo cada día. La versatilidad en la creatividad siempre ha existido, es tan fundamental que no me parece nada raro. Históricamente, por supuesto, siempre ha estado ahí.

 

La primera exposición individual de Jaime Hayon en L21 propone un viaje a través de una jungla poblada de animales fantásticos. El recorrido dentro y fuera de los grandes lienzos fluye de manera natural, orgánica y placentera. En unos, van apareciendo seres extraños aunque familiares, de cuerpos atléticos y aspecto amable, rodeados de una flora rebosante de trazos sueltos y colores explosivos. En otros, desde sendos jarrones germina una vegetación tan sinuosa que parece líquida mientras trepa por el fondo uniforme del lienzo. Las esculturas funcionan como contrapunto o cajas de resonancia. Los ecos entre las obras que Hayon va orquestando se multiplican en el espacio de la galería. Y en su exuberante universo creativo reina una armonía fabulosa.

 

Cuando, para curiosear, nos acercamos a los lienzos de Jaime Hayon, los detalles se multiplican y nos envuelven: de sus jarrones surgen no solo flores, sino animales, cuerpos, tatuajes, caras, estrellas. Y, de las pinceladas que forman el follaje, proliferan hojas y flores abigarradas en un sinfín de líneas, tramas, colores, destellos que llenan los lienzos en una explosión de pintura. Jugar a representar la pura vida en movimiento. Ponerle vallas al monte y dejar siempre abierta una puerta para poder escapar.

 

FG: ¿En qué momento estás ahora?

 

JH: ¡Con la pintura! ahora empieza para mí una nueva etapa en la que me estoy expresando pintando, probando, experimentando, estudiando con este medio y que estoy seguro que irá a más, cada vez mejor, cada vez más intensa, cada vez más controlada. Todo este ejercicio que estoy haciendo, sea con dibujos o produciendo elementos cerámicos, de bronce, paneles, madera o telas, etc. todo esto se va derivando y configurando en un mundo coherente en el que me reconozco… Y que hoy es pintura, pero mañana este mismo cosmos me pedirá otra cosa. Por eso mismo esta exposición en L21 es tan importante para mí. La galería es especial también. Es diferente, ¡y esto me gusta! Romper las reglas está al orden del día, en mi vida por lo menos. Y creo que para Óscar y su galería también [risas].

 

Una de las películas de Kitano que más me gusta es Hana-Bi. La he vuelto a ver mientras pensaba en este texto. Las primeras obras de Jaime Hayon que vi acabadas han sido las pinturas de floreros. Al principio confieso que canturree un clásico de los Rolling Stones, Dead Flowers (1971) y los trazos de flores y plantas se movían en mi pantalla como Mick Jagger en el escenario, haciendo eses y espirales. Sin embargo, según iban llegando más imágenes de las obras que configuran esta exposición, era evidente que el conjunto evoca una luz diurna y de exteriores. Entonces Hana-Bi se me antoja mejor referencia no sólo por su título: ‘Fuegos Artificiales’, aunque literalmente sería ‘Flor-fuego’. Sino sobre todo por la pintura de Horibe, uno de sus protagonistas, que, desesperado y herido tras haber recibido un disparo que le ha postrado en una silla de rueda, encuentra una vía de escape en la pintura. En una escena de la película vemos el génesis de su creación cuando se detiene frente a una tienda de flores. Ahí comienza su viaje hacia lo fantástico, hacia su universo creativo, un lugar imaginario que va construyendo y que le ofrece cobijo y algo de serenidad. Ahí los ojos de un rostro son dos flores, la cabeza de un león es un girasol, una ballena lleva tatuada una flor blanca, etc. La película muestra una serie de obras de Horibe acompañadas por la música de Hisaishi. Finalmente, en lo créditos de la película, descubrimos que el mismo Kitano es autor de estas obras.

 

Jaime Hayon ya no aguarda ni anhela el mundo transfigurado en pintura del que hablaba Cézanne. Si tiende la mano al espectador es para llevárselo de viaje a su propio cosmos. Sus obras proporcionan una huida hacia un lugar placentero, un universo construido desde el vacío, ahí donde la creatividad ahonda y va depositando signos o jeroglíficos, como bocetos y apuntes en un cuaderno, día tras día, dejando que el lenguaje personal se depure y sus elementos vayan retroalimentándose. 

 

Al aproximarnos a las esculturas que completan la exposición, su materialidad nos atrapa, pero sólo por un instante, inmediatamente, su reflejo nos devuelve al movimiento. Nos deslizamos por superficies sinuosas como en un tobogán. Y más colores y más bailes…Mientras un personaje con alas, azul claro, con piernas y chanclas japonesas, deambula feliz por la exposición. Como en un Bosco filtrado por un Fantasy Anime. O bien, las siluetas del último Matisse grabadas en technicolor, los distintos planos y capas de pinceladas del “aduanero Rousseau”, también los jarrones de flores Jan Brueghel, hilados a máquina y a mano, se han convertido en textiles de Anni Albers. Todo está bañado por una abundante luz mediterránea que a ratos impide ver los demás ingredientes…

 

FG: Viendo tu recorrido y tus producciones en ámbitos tan distintos, tengo la sensación de que todo tiene su origen en un universo creativo muy bien definido y estructurado a través de líneas, gestos, formas, signos que configuran un auténtico lenguaje. Este se ve continuamente alimentado por una imaginación desbordante que a lo largo de tu carrera ha sido además enriquecida por una colaboración continúa con productores y grandes artesanos en todo el mundo. Este contacto directo a través de un conocimiento de lo más refinado con innumerables materiales ha permitido que los personajes de tu cosmos sigan evolucionando y brotando hacia siempre nuevas posibilidades estéticas y narrativas.

 

JH: Es exactamente como dices. Ten en cuenta lo que ha significado para mí una dilatada experiencia en el ejercicio cotidiano con el espacio, el design, las formas…El trabajar con empresas de muebles u otros objetos de altísimo nivel de Dinamarca, de Italia, etc. por las que han pasado Le Corbusier o F.L. Wright, ha sido una experiencia extraordinaria. Me ha permitido familiarizarme con un mundo de artesanías y técnicas de enorme sofisticación. Ha tenido un valor extraordinario el poder asomarme y colaborar con personas con unos conocimientos tan increíbles y tener los medios para ponerlos en práctica, buscando cada día lo mejor en pos de alcanzar la perfección en el resultado. Haber masticado esta cultura del saber hacer durante más de veinte años ha sido una suerte enorme y una experiencia que está por supuesto en mi pintura y se traduce en todo lo que estoy haciendo ahora.

 

En COSMOTIK JUNGLE Jaime Hayon plantea idas y venidas desde su mundo creativo, un universo poblado y nutrido a lo largo de más de dos décadas de manera constante y obsesiva por dar cabida a un entero planeta de formas y ritmos cromáticos precisos. La pulsión por moverse, descubrir y disfrutar contagia cada lienzo y cada escultura de esta exposición, un microcosmos que brota continuamente. El artista logra un tenso equilibro entre formas y colores, brillos y sombras, como si de un funámbulo se tratara. Su peculiar narrativa y su inconfundible lenguaje nos guían por un camino sutil pero certero entre la selva, en un deambular alegre, gozoso y orgánico.

 

Quizás porque esta exposición llega al final del verano, será porque una de las composiciones que más me emociona y obsesiona desde hace décadas de Hisaishi es la que compuso para la película El verano de Kikujiro de Kitano, y se titula, valga la redundancia, Summer, pero es justamente ahí donde me llevan los ecos sensoriales de esta exposición. El viaje del pequeño protagonista que necesita irse, con su mochila azul con alas blancas, hacia un lugar mejor, o sólo alguien que le acompañe por el camino, se encuentra en un cosmos que brota de una imaginación sin frenos gracias a la puesta en escena de su tosco acompañante, cuando por ejemplo dirige severamente a dos desafortunados motoristas obligándolos a hacer de pez globo y pulpo, de alienígena o sandías humanas…

 

“Usted simplificará la pintura” profetizó Gustave Moreau a un pupilo de su taller que se llamaba Matisse, nos contó Ángel González García. Mucho deberíamos meternos en qué consiste esta simplificación o “limpieza de fondo” de la pintura. Parece de momento pertinente pensar que tanto pintar pintar lleve hacia una síntesis, a decir más con menos, eliminando lo accesorio. Sin embargo, el ornamento es también ritmo vital, metáfora adecuada del latido del corazón; entonces está bien que se suavice y hasta que se apacigüe pero que aún no se pare del todo. La justa medida está en las escenas de El verano de Kikujiro, donde disfrutamos de la imaginación y de la elipsis, del vacío y de la pausa que se alarga un poco más de lo necesario, de lo aparentemente simple que tiene mucho que contarnos. Anhelamos lo que nos lleva a otra parte, como necesitamos descansar y reconfortarnos en una selva poblada de animales fantásticos un largo y gozoso rato; a la vuelta ya tendremos motivos más que suficientes para ensombrecernos.

 

JH: Esto no me preocupa, dentro de mi sé lo que el cuadro necesita, si tengo que añadir algo más y sé cuando tengo que parar, cuando el balance para el ojo alcanza el orden, reconozco este equilibrio, y entonces me detengo. Pero la perfección, esta cualidad especial de la luz…Trabajo con esta obsesión, con querer llevar la tela ahí, en este punto exacto…

 

 

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